miércoles, 13 de octubre de 2010

El Estado del Cuento: comatoso (como siempre)


Este post está basado en una experiencia personal, una opinión propia y, por supuesto, totalmente sesgada.
Hace un tiempo, pernoctando en un hotel de una famosa y gran cadena, cayó en mis manos el libro de cuentos ganador de un concurso que organizaba la misma cadena. En realidad era una colección de microrrelatos que al jurado del concurso debió parecerle lo mejor que ese año se presentaba. Mi calificación para esos microrrelatos fue un total aburrimiento tras la lectura de las tres primeras páginas y guardé el librito con la idea de, al menos, haberles sacado algo a los del hotel ya que toallas y botellitas de licor eran piezas codiciadas y difíciles de sacar con sigilo sin menoscabo de la reputación.
La coincidencia, en este caso hecha necesidad, hizo que al año siguiente por las mismas fechas cayera en un hotel de la misma cadena y el nuevo, y flamante, libro ganador de ese año en mis manos. La conclusión era la misma. Volví a coger el libro y, ahora sí, una botellita de vodka.
¿Es necesario decir que ambos ganadores eran gente de renombre? Aburridas las obras desde mi modesto entender, pero de renombre
Lector - y escritor como todo el mundo últimamente - tras esta segunda experiencia, y sin haberme bebido el vodka, fui conduciendo y pensado sobre cuitas diversas entre las que se encontraba la eterna “mala situación literaria del cuento”.  A la altura del km 175 de la A3, cambié la cuestión por la de “mala situación editorial del cuento”, porque al fin y al cabo cuentos todos escribimos, o los contamos, pero las editoriales no los publican.
¿Motivo? La masa crítica de lectores (traducción: el dinero, ¿Qué si no?). Sobre esto poco que discutir: las editoriales son empresas, y como tales para sobrevivir necesitan aporte energético en forma de dinero efectivo o crujido de tarjetas de crédito en las librerías. Ah, y subvenciones cautivas en último término.
Dicho esto, y siempre en el ámbito del desconocimiento sobre su funcionamiento pero desde el punto de vista de un lector de cuentos, mi opinión sobre dicha crisis se basa en dos puntos:
1.-  Desde luego no son empresas de I+D+i. Se basan en formatos clásicos de recopilaciones de cuentos, es decir: un cuento detrás de otro en función de algún criterio arbitrario. Este criterio puede ser geográfico – Los 10 mejores cuentos de la literatura babilónica –, por criterios temáticos – Los 69 mejores cuentos de la erótica Ártica – o, para asegurar ventas – Los 25 mejores cuentos de los escritores jóvenes -.
¿Para asegurar ventas? Sí, apliquemos el método conocido como Cuenta de la Vieja: 25 autores por 20 libros cada uno por familiares, por otros 50 en presentaciones, hacen un total de…(25x20)+(25x50) =1750 ejemplares. Lo que ya es una tirada respetable y creo que rentable, aunque no te permita ver la Formula 1 desde un palco en Mónaco.
2.- Endogamia. Siempre los mismo autores y las mismas recopilaciones. (os remito a un magnífico listado del también magnífico blog El Cuchitril Literario)
¿Qué implica esto? Pues implica editoriales pequeñas que disparan a lo seguro y que cuando te pones en contacto con ellas te responden eso de “no se adecua a nuestra línea editorial” o “no recibimos manuscritos. Y la lógica me dicta que o bien viven de recopilaciones o bien tiran de representantes literarios, lo cual es una forma de optimizar una empresa: poca gente, productividad media, beneficios pocos pero algún beneficio.
Entonces: ¿Qué pasa si alguien mandara un manuscrito con varios cuentos y estos fueran por estructura, vocabulario o trama innovadores? Pues que seguramente nunca lo sepan, pierdan una oportunidad y se escuden en su línea editorial.
Ahora viene mi experiencia personal: En ese mismo viaje pensé en presentar una recopilación de cuentos unidos en una estructura muy particular y que permitía jugar con el lector, el protagonista, el autor y algunos aspectos más. Es decir, algo nuevo. No digo ni bueno, ni malo, digo distinto. Me parecía deshonesto enlazar cual churro un cuento tras otro. (La Sinopsis podéis verla pinchando aquí y, en caso de que queráis leerlo, pedirlo a este correo electrónico: diego.llergo@gmail.com y os la mando si problemas)
Como no podría ser de otra forma mandé el “electroescrito”  vía correo electrónico a varias editoriales y mandé impresiones en la antigua versión árbol muerto a otras. Número de respuestas vía mail: 1, con la respuesta conocida por todos. Respuesta de editoriales que recibieron la copia vía correo clásico: 0 (con la pasta que vale enviarlo).
Dolido en mi amor propio - no por la calidad de lo escrito que puede ser mala, si no por el hecho de que ni siquiera lo habían leído - hice mi propio estudio de mercado: participé en foros y blogs donde desconocidos podrían pedirme el manuscrito,  leerlo y juzgarlo. Pero sobre todo, lo importante es que fueran desconocidos e hicieran sus críticas.
Las hicieron y – voy a acariciar mi vanidad – la mayoría fueron buenas pero todas constructivas y, en lo que todas coincidían, era que al menos era algo distinto y que lo habían leído, casi devorado. Es decir: En cuanto al cuento hay mercado para cosas nuevas y buenas (no lo mío, por supuesto)
Y añado, no solo lo hay, es que debe haberlo porque el cuento es carne de libro electrónico y si no espabilan las editoriales pequeñas con estructura inmovilista acabaran muriendo o dedicándose a ser meros buscadores emisores de mail con “no se ajusta a nuestra línea editorial” con Asunto del mismo.


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4 comentarios:

  1. Bueno, Diego, no creo que a estas alturas nos sorprenda todo esto. Lo que si parece sorprendente es la publicación de auténticos bodrios. En cualquier caso, tampoco es una garantía de éxito económico: incluso hay autores que pagan por ser publicados (claro, una nueva forma de ingreso de las editoriales). Yo conozco el negocio porque he participado toda mi vida en la parte final (impresión y encuadernación) y los entresijos son, hoy en día, muy dirigidos a un callejón sin salida: internet, e-book, pirateo, menor venta en quiosco o venta sólo de best-sellers... Al final, la editorial sólo gana dinero con los superventas.
    Así va la cosa, yo leo mucho ensayo y por cualquier publicación de 300 páginas te cobran 25 euros. Para mantener toda la estructura. Es oportuno verlo desde el punto de vista del cliente final, el lector, que es quien paga el libro.
    Habría que hablar largo y tendido pero tienes toda la razón. En cualquier caso, sigue escribiendo. Al menos, yo sigo siendo tu público.
    Un abrazo
    Santi

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  2. Ay, amigo crusti. Me parece que las editoriales están intentando ser mas precavidos para evitar que les pase como a las discográficas y SGAES varias.

    Pero a veces por ser tan precavido...se pasa el arroz.

    Un saludo y deberías mejorar tus gustos literarios, jejeje.

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  3. Hay dos tipos de libros: buenos y malos. No existe distinción real entre libro de cuento y novela (otra cosa es el mercado). Me parece bastante banal decir lo que dices basándote...EN LOS PREMIOS NH!!! Por favor, que todo el MUNDO sabe que son de mentira, que están m´´as dados que el PLANETA.

    Por ese mismo sistema de valores LOS GIRASOLES CIEGOS o LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS hibiera sido un fracaso. Y dentro de muchos años, de todas esas novelas banales y modernas no se acordará NADIE (pero de algunos libros de cuentos, si).

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  4. Anónimo: lo que pasa es que entiendo que esos premios se los den a conocidos, famosos e intelectuales varios. Al fin y al cabo los premios son publicidad y negocia para quien los organiza y los consagrados aseguran cierta publicidad.

    Lo que no entiendo son las nuevas editoriales que ni siquiera intenta, y digo intentan, descubrir nuevos caminos. Eso no lo entiendo porque quizá también sean nuevos y lucrativos negocios.

    Salud y Letras

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Seguro que, si has llegado aquí, es porque eres una persona educada. Demuéstralo. Gracias